GIRL: SER TÚ
- Diego Zea
- 23 sept 2019
- 2 Min. de lectura
La ópera prima de Lukas Dhont es un retrato honesto de las vivencias de una joven trans, blanca, de familia acomodada( lo cual hace que su entorno sea muchísimo más tolerante con ella) y como esta vive con la obsesión de poseer un cuerpo completamente femenino, y como este anhelo va haciéndose cada día más difícil.

Lara, nos sumerge en sus rutinas, descubrimientos, temores , inquietudes, conquistas y derrotas, la relación casi maternal que tiene con su pequeño hermano y la enorme confianza y proximidad con su padre, quien la acepta y la apoya en cada decisión que toma. Estos vínculos, se hacen bastante extraños, sobre todo en esta parte del mundo donde los principales victimarios de los jóvenes con distinta opción u orientación sexual son sus propios familiares. Sin embargo, en este aparente “paraíso” de tolerancia, Lara se enfrente a un desafío universal mucho más fuerte, la pubertad. Y es que la película, más allá de solamente abarcar los problemas de un personaje transgénero, habla sobre todo de aquellas dificultades propias de esta etapa. Lara, como cualquier persona a su corta edad, sufre un deseo enorme de pertenencia, si bien las chicas con las cuales comparte clases de ballet, la aceptan y hasta aprecian, hay ciertas actitudes y pequeños comentarios que minan su autoestima, ella desea verse como cualquier chica, probarse la ropa de ellas, poder desnudarse en una pijamada, pero para lograr aquello vive sometida a un extenso proceso hormonal y ella necesita ver resultados, ya, ahora, entonces deshacerse de todo rastro de masculinidad al precio que sea, se convierte en su obsesión.

La rebeldía y la ansiedad propias de la pubertad también generan estragos en Lara, que no vacila en hacerse ella misma los orificios en sus orejas para poder llevar pendientes, como todas las niñas a su entorno. También explora su sexualidad, a través de un fugaz encuentro con su vecino, el cual no logra concretar debido a sus inseguridades.
El estilo visual que adopta el director es más que excepcional, la cámara persiguiendo constantemente a Lara, acosándola en la intimidad de su habitación o en la ducha, espía constante de lo que oculta y única compañía en su soledad hace que el espectador se identifique rápidamente con el entorno de la protagonista, padeciendo en silencio con ella.
Girl, resulta entonces una interesante reflexión sobre la transexualidad y sobre el difícil tránsito que resulta ser la pubertad.
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