top of page

DobleCara: "Parasite"

  • itineranteweb
  • 1 sept 2019
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 9 sept 2019

La más reciente ganadora de la #PalmaDeOro en el Festival de Cannes es una comedia negra, familiar y social, que nos ha dejado impresionados. Compartimos con ustedes nuestras opiniones sobre la última película del coreano Bong Joon-ho.


PARASITE: NOSOTROS LOS BICHOS


Por Diego Zea

“Parasite” es una criatura híbrida, que transita a través de momentos de drama, thriller criminal, denuncia social y sobre todo comedia negra.


En Perú, se han tratado de realizar incontables productos audiovisuales con la lucha de clases como tema principal, pero que siempre terminan cayendo en guiones planos y personajes carentes de matices. En estos escenarios, los grupos de poder siempre son los villanos sin mayor motivación que hacer el mal porque si y el proletariado una inocente víctima sin culpa alguna. Historias completamente inverosímiles, casi caricaturescas.


“Parasite” no cae en esto: sí es una denuncia social, sin embargo, en ningún momento toma partido. Subraya la mentira y la ambición de la familia “prole” tanto como el egocentrismo y clasicismo de los “burgueses”. Los segundos aceptan la presencia “parasitaria” de los primeros, siempre y cuando no “crucen la línea”. Sin embargo, aquella convivencia es imposible porque el “singular olor” de los parásitos incomoda al huésped.



Para la burguesía, el proletariado tiene un “olor singular”, todos los otros se parecen y tienen las mismas actitudes, gustos, preferencias y hasta pensamientos: no existe un sentido de individualidad. Para el proletariado, por otro lado, el burgués carece de conflictos: su ingenuidad y benevolencia son propias de su riqueza, porque con ella no existe miedo o dolor, los problemas se resuelven de inmediato, las arrugas del pasado se planchan con dinero. Es por eso su necesidad de aspirar a aquello, aquella necesidad de “encajar”, de internarse en su mundo y camuflarse entre ellos, y hacerlo tan bien que su presencia no sea percibida… Pero, vamos, el olor de la prole no se puede escapar del agudo hocico burgués.


Que cátedra la de Boon Jon-Hoo, para conducirnos por este vaivén, el hacernos rebotar entre estos dos mundos en “conflicto” sirviéndose de todos los géneros a su alcance, brindándole tiempo a cada uno, sin imponerse ninguno. Cómo sumergen los cambios de género y sus giros dramáticos en esta historia inocente en apariencia, pero llena de paralelismos crudos: la lluvia, por ejemplo, vista desde lo más alto como un rocío que limpia la ciudad, y que para su contraparte se convierte en el insecticida que fumiga toda la plaga bajo tierra.


Por más lejano que veamos lo que ocurre en la pantalla, lo podemos vivir en cualquier país del mundo. Lo particular se vuelve universal. No es un fenómeno aislado fruto de otra cultura, está aquí y ahora.


PARÁSITOS CONTEMPORÁNEOS


Por Adrián Huamán Araujo

Cuando el wifi solo llega al wáter

“Parasite” termina en el mismo lugar en el que empieza: un sótano en las afueras de alguna ciudad surcoreana ocupado por una familia pobre, cuatro personas que se cachuelean doblando cajas de pizza para una joven emprendedora. Es un espacio atiborrado, reducido, a donde apenas llega el wifi robado de algún vecino. Tiene un amplio ventanal en el cuarto principal, cuya vista suele ser la calle gris y algún borracho que se acerca a orinar mientras todos cenan. El padre es noble, ha sido chofer durante años, pero es un cobarde. La madre solía ser una tenista, pero de las que se quedaron en la medalla de plata. Ambos hijos son jóvenes, inteligentes, pero no cuentan con los recursos para asistir a la universidad o hacer algo más productivo con sus talentos (el mayor domina las palabras, el inglés, y la menor tiene una destreza con el arte y falsificar documentos). Acaso todo este potencial sin aprovechar es la razón de la creciente ambición de estos personajes por cambiar su situación, por obtener dinero y “mejorar” su vida.


Porque su estrategia es sencilla: lentamente ir ocupando puestos de confianza al otro lado de esta historia, la rica familia del señor Park. La mansión que ocupan cuenta con portón automático y ama de llaves. Tiene un amplio ventanal en la sala, cuya vista es el verde inmenso y sosegado del patio frontal. El padre es respetuoso, algo clasista y no suele estar en casa por trabajo. La madre es impresionable, hasta crédula, y camina por sus pasillos con un perrito adorno en las manos. Ambos hijos son jóvenes, inteligentes, pero no necesariamente por tener acceso a los recursos su vida está mejor aprovechada (la mayor está sometida a la presión de aprender inglés, a la sobreprotección, y el menor es un niño intranquilo, muy observador, fuente de preocupación para sus padres por lo mismo). Acaso toda la comodidad en la que han vivido es la razón de su ensimismamiento y la sorprendente inocencia con la que estos personajes se dejan jugar tan fácil por la primera familia.


La primera hora de “Parasite” se desarrolla casi como una comedia de crítica social, que podría reubicarse sin mucho problema en Lima (entre La Victoria y La Planicie) o en cualquier metrópoli capitalista del mundo. Es un telar donde el célebre director coreano Bong Joon-ho muestra y comenta las diferencias de clase, las inconcebibles brechas producidas por una sociedad de consumo dominada por el mercado estadounidense: el mundo de la familia rica está íntimamente ligado a la vida en Occidente. Lo dicen las fotos familiares (¿cuándo se volvió universal el vestido blanco de novia?), el diseño de la mansión (cero coreana), la obsesión del hijo menor por los indios nativos norteamericanos (contando el teepee en el que acampa y su fiesta de cumpleaños) o hasta el hecho que su madre compare sus garabatos de escolar con Basquiat. La segunda familia representa un estándar de vida al que hay que llegar: no basta con ser un grupo unido o luchador, necesitas estos lujos (que, culturalmente, fueron ajenos hasta que la globalización atacó con todo) para sentir que has logrado algo. El dinero siempre será una buena excusa para inventar historias: para decir que una roca cualquiera lo va a atraer o para justificar la existencia de algún “fantasma” en la casa.


El niño de la casa debe ser todo un artista

Sin embargo, la segunda hora de esta película es otra criatura. Una que me siento incapaz de spoilear por lo sorprendente y coherente de su construcción. Este versus de familias es invadido por un tercer personaje (una inesperada mujer que se burla a gritos de "la era antinuclear" promovida en medios norcoreanos) y se convierte pronto en una historia oscura y cargada de suspenso en la que se nos revela que el parásito no necesariamente ha sido solo la primera familia, sino que ha estado desde hace mucho en la mansión. Es en este espacio en el que se desarrollan las secuencias más trepidantes (acompañadas de unos violines clásicos y chirriantes), donde el director también demuestra una particular maestría para variar el tono de su película o enrumbar los hechos hacia un final que es imposible de vislumbrar hasta que ocurre ante nuestros propios ojos.


Entre tantas historias que buscan simpleza, los mismos arquetipos útiles de siempre y evitar a toda costa cualquier relación social o política directa en su subtexto, “Parasite” es una fresca sorpresa, un monumento de dos horas que germina dándole la contra a dos ideas medulares del espíritu de nuestros tiempos. Que la única manera de contar historias es de manera individualista (alrededor de un solo personaje que, oh sorpresa, muchas veces no es otra cosa que el reflejo directo de la biografía de quien dirige) y que, en nuestro mundo repleto de desconfianza, solo podemos contar con el poder de las recomendaciones de personas conocidas (hasta cierto punto, es divertido ver cómo la intrusión a los Park se va dando desde las primeras escenas). Y triunfa (como lo hizo en el último Festival de Cannes, alzándose con la Palma de Oro) con una película por ratos divertida, perturbadora, pero siempre honesta y sorprendente.


A esto también se llega pretendiendo ser lo que uno todavía no es.



Si te interesó, no olvides pedirnos el link por inbox o DM y dejarnos tus impresiones de la película.




Comments


bottom of page