"Cold War": Todas las Aristas
- Diego Zea
- 26 ago 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 2 sept 2019
La quinta película de Pawel Pawlikowski, se presenta como la historia de un amor imposible entre dos personas completamente diferentes en plena guerra fría.

La primera impresión que tenemos al saber de que trata es “ya vimos eso antes” “un Romeo y Julieta en blanco y negro “ entre otros comentarios, y es verdad, a simple vista parece que únicamente se nos mostrara la odisea de una pareja víctima de sus propias emociones, miedos y personalidades, con la guerra fría como telón de fondo haciendo más imposible aún su amor. Sin embargo, no debemos olvidar que Pawlikowski es un director que nace del documental, y que ya ha demostrado en IDA, que sus películas escondes múltiples significados y Cold War no es la excepción.
Lo maravilloso de Cold War es como parte de una historia tan particular e intima para retratar una época dura y difícil que ha tenido como país, además de mostrar el rol del arte en la cultura polaca. Debemos primero debemos hacer un breve repaso por la historia de Polonia.

Hace aproximadamente dos siglos empezó para Polonia un periodo de fracaso. Antes había sido una potencia, pero poco a poco se fue sumergiendo en la inexistencia. Quiso tener un Estado propio porque ya era una nación consolidada. Aquellos sueños de independencia llegaron con la Primera Guerra Mundial pero rápidamente fueron borrados por la Segunda y tras ello cayeron en la semisoberanía . Polonia era provincia de tres estados: Rusia, Austria y Prusia. Dos de estos se diferenciaban en la religión, Alemania era protestante y Rusia Ortodoxa. Los jóvenes polacos que no habían vivido la guerra y los ancianos llenos de miedos y cicatrices no encontraban un punto de convergencia, la población polaca vivía disgregada por todas partes sin un punto de encuentro. La nación estaba dividida tanto geográfica como generacionalmente.
Zulá, la joven rebelde y temperamental representa inequívocamente al primer grupo de “nuevos polacos” con muchas ganas, pero poca memoria. Viktor, la generación polaca ortodoxa, melancólica y aun herida por la guerra. Ambos viven una serie de encuentros, de idas y venidas, nunca duraderas, breves lapsos de tiempo donde pueden disfrutar de su amoe. Estos pequeños momentos están marcados por un elemento sustancial tanto para la historia polaca como para Viktor y Zulá : El Arte.

En Cold War la música es la protagonista, conduce la historia, se ausenta cuando Viktor y Zulá se alejan y se hace más poderosa y notoria en sus reencuentros. La música es la representación del significado que tiene el arte para el cine polaco. Una breve cita a Kristosof Zannusi:
“ ¿Qué lugar ocupa la cultura, y más concretamente, los logros artísticos, en la vida de cada sociedad? La peculiaridad de Polonia consiste en que los logros de los artistas constituyen un elemento básico de nuestra conciencia nacional”
Para los polacos, el arte sustituyó al Estado, se convirtió en un punto de encuentro. Son los casos por ejemplo del autor de Quo Vadis y primer ganador polaco del Premio Nobel, la nación le edificó una magnífica residencia, con el dinero de todos. Dos poetas románticos fueron enterrados al lado de los reyes en la catedral de Cracovia. Chopin es considerado un santo nacional y durante la ocupación nazi su música estuvo prohibida ya que, según la Administración alemana, despertaba sentimientos nacionales. ¿En qué otro lugar un músico podría llegar a gozar de un rendimiento semejante? Los cuadros de un pintor patriótico de finales del siglo XIX se escondían de los alemanes. Un castillo barroco de los reyes polacos saltó por los aires por orden expresa de Hitler, al considerarlo símbolo del inexistente Estado polaco: veinte años después fue reconstruido gracias a las cuestaciones públicas y hoy se visita como museo.
La música para Zulá y Viktor generaba lo mismo que para la población polaca cualquier expresión artística : la sensación, aunque sea breve, de ser uno.
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