"Bacurau": Un Ave Cazadora en Resistencia
- Adrián Huamán Araujo
- 20 ene 2020
- 4 Min. de lectura

El satélite que rompe el cielo estrellado en la primera toma de “Bacurau” indica que no hay cómo equivocarse: esta historia ocurre en el presente, o tal vez en unos cuantos años, mientras el oeste de Sudamérica arde en llamas. Es un Brasil rural, polvoriento como un western, sin malls pero con datos móviles, una población que sobrevive de manera comunitaria y sin más lujos que las plantas que crían o las casas que poseen. El cartel que da la bienvenida al pueblo que se llama como la película está subrayado con un “si es así, ve en paz”, hacia este espacio de ritmo, de capoeira y canto, de sonido humano al que, de pronto, le caen encima actos de violencia sin razón, una melodía electrónica y repetitiva que (como en una de las secuencias) pretende silenciar la emoción y la música de una comunidad que lamenta las dos primeras muertes de la matanza. Días antes, Teresa arribaba al funeral de su abuela Carmelita, quien además fue figura esencial y matriarca de Bacurau: una mujer recordada con cariño por haber dedicado sus 94 años a contar la historia de su gente; es despedida entre música y cantos de personas variopintas, “hasta gigolós y putas, pero nunca ladrones”, como dice su hijo, el maestro Plínio, a una multitud que hace vivas y agita pañuelos blancos por la recién fallecida. Este es un pueblo que acepta a cada miembro sin juzgar, lo reconoce importante para el proceso político, ya que como dice Domingas (vieja amiga de Carmelita, casada con una mujer y doctora local), "hasta las putas votan".

Inicialmente, el gran antagonista de la gente de Bacurau es su propia autoridad: el curioso alcalde en campaña de reelección, Tony Junior. Tony como si aún fuera niño y no se atreviera a hacerse llamar Antonio. Junior denotando la sombra de un padre con el mismo nombre, bajo la cual (es probable) ha tenido que vivir siempre. Como diría la frase del comediante Mark Russell: “Mucho de la política es sobre un manojo de chicos ricos tratando de probarle a su papi que ahora ya son un hombre grande también”: Tony Junior es un fiasco superficial, un jingle musical pegajoso, es apariciones públicas solo en campaña electoral, es la seguridad de que su populismo conseguirá los votos dejando libros (soltados por un camión como si de desmonte se tratara), medicinas (“Brosul IV”, una droga en supositorio gratuita y de venta sin prescripción a la que buena parte del país es adicta) y comida (aunque algunas bolsas estén vencidas, qué importa). Es triste notar cuánto se parecen muchos políticos a Tony, aquellos incapaces de separar caprichosos intereses personales de su trabajo por su comunidad.
Pero Bacurau no es un pueblo que se deje fácil: saben a qué viene, saben qué quiere y se encierran en sus casas, reclamando por el agua, por la represa que está bloqueada hace días sin razón aparente, por el aislamiento al que constantemente deben someterse. “Ojalá la política fuera tan fácil”, es la respuesta del candidato. Una respuesta que podría resonar inmediatamente a cualquier país en nuestra región, constantemente sometida por poderosos e indiferentes agentes políticos: el mismo descaro, la misma condescendencia. La misma posibilidad (nula) de que alguno admita que su único mérito propio es tener los contactos adecuados (y, en algunos casos, la misma caradura para delinquir).

Sin embargo, a medida que avanza la historia, descubrimos junto con los pobladores, que hay una amenaza más grande en una pareja peculiar de motociclistas, un punto medio entre una identidad local a la que se niegan y la aspiración ciega a modelos agringados. Esta gente es, a primera vista, muy centrada en sí misma y en sus propias necesidades, más preocupados en cómo se dice el gentilicio del pueblo que en sus habitantes, evasivos de la posibilidad de detenerse a conocer más en el Museo Histórico de Bacurau: indiferentes con sus propios compatriotas. Pero como no todo es lo que parece, descubrimos pronto una mano más sangrienta controlándolos, una amenaza que no solo desconoce el idioma local, sino que lo menosprecia: un grupo más poderoso, despiadado, que está en la zona con la única intención de encontrar comunidades campesinas y aniquilarlas a balazos. Y que, ciertamente, no tienen intención alguna de incluir en su élite a una pareja tercermundista, por más blanca y leal a ellos sea. Es con este grupo que se define el conflicto final de la historia, contra quien la gente de Bacurau debe protegerse realmente, así sea rompiendo el ambiente sin violencia que construyen todos los días.

Alguien me mencionó que “Bacurau” era el “Parasite” latinoamericano, y aunque queda claro que su conflicto también gravita alrededor de la brecha social, las desigualdades y el desinterés de la clase dominante, se trata de un trabajo de un tono diferente (con elementos de western o hasta de realismo mágico) y muchas menos zonas grises que la cinta surcoreana. No se exploran tanto las miserias del opresor o las trampas del oprimido, sino que los directores (Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles) parecen hacer una denuncia directa a la presencia de extranjeros depredadores, hipócritas, que no esperan contribuir al bienestar de una nación que los acoge, sino (literalmente) desaparecer pueblos como Bacurau (y sus costumbres comunitarias) hasta de Google Maps. ¿En qué momento el miedo se vuelve fuerza para encarar al adversario? ¿En qué momento dejamos de creer en el poder de la comunidad? ¿Las disputas serían menos si más personas tuvieran el mismo acceso a oportunidades, si los políticos se involucraran en serio? ¿Cómo así no se nos hace raro que haya más presencia de cobertura web que de un gobierno responsable? ¿Sería otra esta historia si los enemigos de Bacurau se hubieran tomado un momento para acercarse a su museo y conocer su pasado? Sí, tal vez. O hubiera bastado incluso con que la motociclista entendiera de la bodeguera que Bacurau no era un “pajarito”, sino un ave brava, cazadora, que solo sale de noche.
Puedes encontrar la película y los subtítulos para descargar haciendo click aquí: http://bit.ly/30EbvSE ;)
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